¿Cuántas veces has escrito las resoluciones de Año Nuevo? ¿Y cuántas veces en si, sí las has realizado?

Para la mayoría de nosotros, el año nuevo simplemente significa un nuevo comienzo para los viejos hábitos. Incluso aunque tengamos las mejores intenciones al hacer nuestras resoluciones, las primeras semanas siempre estamos en llamas, con el tiempo nuestras rutinas renacen y estamos de vuelta en cero. Sólo que ahora lo que nos queda es ese sentimiento de culpa y frustración de que no pudimos realizarlas. Es una situación de perder-perder.

Este año, te podemos sugerir algo nuevo? – organiza bien esas resoluciones. Deja de configurarte para fallar. Deja de colocar todo el peso en el objetivo final. Y mejor, comienza a cambiar tu enfoque a las prácticas diarias que puedes poner en acción ahora mismo.

Ahora bien, esto no significa que en lugar de decir que vas a perder 10 kilos vas enfocarte en ir al gimnasio todos los días. Es mucho más fundamental que eso. Se trata de aprender a cultivar nuevos hábitos, como ir al gimnasio, empezando desde la raíz: un cambio de perspectiva. Son estos pequeños cambios los que pueden conducir a cambios en el comportamiento e irse acumulando para que con el tiempo sea una transformación masiva.

La verdad es que, sea lo que sea, buscas un cuerpo mejor, más pasión, más energía, más dinero; todo lo que quieras, en términos más sencillos, se reduce a una sola cosa: estás detrás de una vida extraordinaria. Así que este año, dejemos de enfocarnos en el resultado y empecemos a enfocarnos en establecernos para lograr esa vida extraordinaria. Eso significa comenzar desde la raíz, desde el núcleo, el corazón de todo, y cambiar la forma en que nos acercamos a los aparentemente pequeños aspectos de nuestra vida cotidiana.